Dicen que no hay nada como el sabor de la propia tierra, de la gente con la que vives toda tu vida y que marca tu carácter y tu forma de ser. Y aunque también es cierto que uno no es profeta en su tierra normalmente, siempre da mucho gusto el que confíen en ti tus compatriotas.
Y es que, aunque a veces se nos resiste un poco Guadalajara, en el fondo, somos alcarreños de pura cepa, y eso se nota…
Un breve vistazo a las fotos de esta preboda alcarreña, con MariaJo y Rafa, en un lugar emblemático de mi querida Guadalajara, El Poblado de Villaflores (que yo toda la vida he llamado El Sotillo, aunque no sea correcto del todo).