Cristina es una de esas «novias regalo» que todos los fotógrafos de bodas queremos. Alguien que te busca por tu estilo, que te quiere a ti por cho entiendes las fotos y como las haces, por cómo trabajas y lo que comunicas con tus fotos. Y le da igual que haya otros fotógrafos, sean más caros o más baratos, mejores o peores, te quiere a ti (a mi vaya). Y eso se nota en las fotos.
Todo cuenta y cuando se trata de hacer fotografía de bodas y de parejas es fundamental que la pareja esté cómoda con el fotógrafo, a fin de cuentas nos pasamos pegados a los novios más de 12 horas, así que es básico que, al menos, nos caigamos bien.
La boda de Cris y de Gus es, posiblemente, una de las más inspiradoras que he tenido en la temporada 2014, y eso se nota, una boda tranquila, de ritmos lentos y amorosos, con un horario más que holgado para hacer absolutamente todo con tranquilidad y disfrutar de los pequeños momentos que componen una gran boda.
Una boda ibérica en toda su extensión de la palabra, Cris es portuguesa y Gus es español, así que forman una maravillosa combinación juntos, y en su boda había gente especial de nacionalidades especiales, pero con algo en común: su amistad por Cristina y Gustavo y las ganas de celebrar con ellos su gran día.
La iglesia de Santa María Micaela, los parajes de la Alcarria salvaje y las maravillosas instalaciones de El Olivar en Alcalá de Henares fueron los testigos de este enlace y de la fiesta de después, que puedo dar fé de que fue abundante y divertida, al menos hasta las tres y media de la mañana, que fue cuando me retiré.
Desde aquí sólo puedo darle las gracias a Cris y a Gus por contar conmigo, por dejarme ser parte de su historia y por contar, con fotografías mejor que con palabras, su pequeña gran historia de amor de uno de los días más importantes de su vida. ¡Gracias chicos!
Ceremonia: Santa María Micaela (Adoratrices)
Banquete: El Olivar (Alcalá de Henares)