Cuando realizas una preboda , sin duda lo primordial es encontrar un sitio donde los futuros novios se sientan tranquilos y a gusto. A veces los propios novios necesitan un poco de paz, de respiro y, sobre todo, no estar delante de mucha gente, ya que sus propios nervios pueden jugarles una mala pasada.
Así que, ni cortos ni perezoso, nos fuimos a Umbralejo, un pueblo abandonado y restaurado de la Arquitectura Negra de Guadalajara, una belleza en mitad de los montes de la sierra norte de Guadalajara, lleno de pizarra, madera y piedra virgen.
Miles de texturas para recoger junto con besos y caricias, con risas y con abrazos furtivos cuando se pensaban que el fotógrafo no miraba.
Estuvimos en mitad de ninguna parte, rodeados por el aire fresco de la serranía norte de Guadalajara, por el aire puro y el más absoluto silencio, disfrutando de las fotos, del paisaje, del paseo, de la charla para conocernos mejor, del pequeño puente (sigo pensando que tenía un troll debajo, como el de Lucía y Tarkil), de la iglesia de piedra de Tamajón y de una buena cerveza en el único bar que encontramos abierto a la vuelta.
Víctor Saboya – Preboda en Guadalajara
Muy bonito! y el sitio espectacular.. esos pueblos tienen algo tan mágico como lo que se transmite en las fotos. Un abrazo!.
Los pueblos de la Sierra norte son preciosos. Muchas gracias por pasarte y comentar Miguel!.
Un abrazo enorme!.
Muy buen trabajo, Victor! Las fotos transmiten complicidad y la localización espectacular. Me gustan mucho las de la iglesia, son espectaculares.
Un saludo.
Muchas gracias Javier! Un abrazo y gracias por pasarte por aquí. Aunque no son de la Iglesia, era una casa de las que hay en ese pueblo, todas las casas son de piedra y pizarra, es espectacular!